¡ENVÍA SEÑOR TU
ESPÍRITU, PARA QUE RENUEVE LA TIERRA!
El salmo 103, con el cual
respondemos a la Palabra de Dios, en este Domingo de Pentecostés dice así:
"Envía, Señor, tu Espíritu, a renovar la tierra". Un salmo que para
nosotros creyentes de este momento de la historia debe de convertirse en una
súplica profunda e insistente al Padre Eterno. "Envía tu Espíritu para que
renueve la tierra". Pero no la tierra entendida como el lugar donde
vivimos, donde crecen las plantas y los animales, o el cosmos mismo, no nos
referimos a eso. Sino a esos pedazos de tierra, formados un día por Dios, y que
tienen una figura y un rostro, y que llevan la huella del Altísimo, esos
pedazos de tierra llamados hombres y mujeres, que hoy muchos de ellos se están
perdiendo.
Envía Señor tu Espíritu, para que
renueve la imagen del hombre, de algunos hombres perdidos muchas veces en el
machismo, en la indiferencia, en la superficialidad. Mirando a la mujer
solamente como un objeto que puede satisfacer sus deseos, renueva el corazón
del hombre y recuérdale que es protector de la creación, que la mujer es su
compañera, salida de su costado, igual a él.
Envía, Señor,
tu Espíritu para que renueve a la mujer, algunas mujeres perdidas hoy en tantas
ideologías. El rostro de una mujer que destruye, que ofende y que atenta contra
la vida, cuando ella es la primera colaboradora contigo en el don de la vida, y
hoy quiere acabarla, respondiendo como un títere a los intereses de
instituciones y personas que aborrecen al ser humano y por ello a la vida.
Envía Señor tu Espíritu, para que
renueve esos pedazos de tierra, que son pastores de tu pueblo, y que están
llamados a proclamar la verdad por sobre todo, pero que los ha dominado un
pensamiento muy mundano: "hay que llevar la fiesta en paz" "no
digamos nada para que no nos molesten"; y hoy más que nunca necesitan tu
Espíritu, Espíritu de fortaleza para defender la Verdad, la Verdad que se
impone por sobre todo, una Verdad que no se dialoga, que no se vende o se distorsiona.
Envía, Señor tu Espíritu, para que
renueve esos pedazos de tierra, que están al frente de las naciones y que
algunos oprimen, esclavizan, matan y denigran al ser humano. Renueva con
Espíritu esos pedazos de tierra, y recuérdales que no son dueños de la tierra ni de las personas, que son
servidores que trabajan para que todos puedan vivir en mejores condiciones.
Envía Señor tu Espíritu, para que
siga embelleciendo tantos pedazos de tierra que siguen haciendo el bien, que
aman, perdonan, comparten, alegran, ayudan, educan, viven para los demás. Que
tu Espíritu los siga fortaleciendo.
Envía Señor tu
Espíritu, para que siga animando a tanto hombres y mujeres, cuya manera de
vivir nos hace sentir tu presencia, presencia viva, presencia amorosa, y
presencia esperanzadora.
Esta tiene que ser nuestra plegaria
constante: Envía Señor tu Espíritu, para que renueve la tierra".
Necesitamos ese
Espíritu, dador de vida, para que el hombre se valore y valore lo que tiene a
su alrededor. Necesitamos el Espíritu de sabiduría, para saber discernir
correctamente, para saber elegir no solo lo que me hace bien, sino lo que nos
hace bien, pensando en los otros también.
Necesitamos ese
Espíritu de bondad, para saber comprender al otro, ayudar al otro, hacerme uno
con el otro.
Necesitamos el Espíritu Santo, Señor
y dador de Vida, que renueva, limpia , refresca, endereza y ofrece nuevos caminos de realización para
todo ser humano.
"Envía,
Señor, por favor, tu Espíritu para que renueve la tierra".
Fray Alonso OFM.
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