El tiempo de adviento cuenta
con cuatro Domingos (los previos a celebrar la Navidad). De entre estos, hay
uno especial: el Domingo tercero. La razón es porque la liturgia nos invita a
alegrarnos y gozarnos cada vez más porque estamos más cercanos a celebrar el
Nacimiento de Nuestro Salvador.
Este
tercer Domingo se llama «Domingo de Gaudete», es decir «Domingo del regocijo». Recibe su nombre debido a lo que hoy
conocemos como “Antífona de entrada” de dicho Domingo, la cual reza así: «Estén
siempre alegres en el Señor, les repito, estén alegres. El Señor está cerca».
Ya es hora de que despierten del sueño, pues la salud está ahora más cerca que cuando abrazamos la fe. La noche va pasando, el día está encima; desnudémonos, pues, de las obras de las tinieblas y vistámonos de las armas de la luz. (Rm 13, 11b-12)
Un
gesto litúrgico acompaña este Domingo del regocijo: el sacerdote viste
la casulla color rosa por ser el color del gozo. También se encienda la tercera
de las cuatro “Luces del Adviento” (corona de adviento), que precisamente es
del mismo color del ornamento del celebrante.
Mediante
estos gestos sencillos, pero significativos, la Iglesia nos invita a alegrarnos
más porque ya está cerca el nacimiento del Salvador. ¿Y tú, ya estas mejor preparado para el nacimiento del niño Jesús?
Oración
Señor,
que ves a tu pueblo esperando con gran fe la solemnidad del nacimiento de tu
Hijo, concédenos celebrar la obra tan grande de nuestra salvación con cánticos
jubilosos de alabanza y con una inmensa alegría. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo.
Fraternalmente
Iván Ruiz Armenta
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