09 abril 2020

Jueves santo. Jesús nos amó hasta el extremo



«Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que le había llegado la hora de salir de este mundo para ir al Padre, como había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el extremo»
Jn 13, 1 

Con estas palabras Evangelio de Juan nos hace saber con cuanto amor Jesús el Cristo se quiso quedar para siempre entre nosotros. Este versículo resume lo central de lo que va a suceder en los siguientes tres días donde conmemoramos la Pascua de Jesús, del Cordero de Dios: Jesús amó a los suyos, nos amó hasta el extremo y nos lo demostró. 

Jesús y sus discípulos, como todo el pueblo judío, celebraban la fiesta de la Pascua, aquella que les recordaba el PASO de Dios en medio de los suyos para liberarlos de la esclavitud en Egipto. Lo hicieron con cada uno de sus ritos y tradiciones, pero Jesús incorporó algo totalmente novedoso desde la situación que estaba viviendo, aquella en la que se anuncia el nuevo y definitivo paso de Dios en nuestra historia: la Nueva Alianza que se sella con él, con su muerte y su Resurrección.

El sentido profundo de esta nueva Alianza está recogido en esta frase de San Juan: «los amó hasta el extremo». Ésta es la clave para leer todo lo que sucede en la noche del jueves santo y lo que va a suceder en los siguientes días: el Amor se entrega hasta el extremo, no sólo en el momento puntual de la cruz, sino desde su encarnación, pasando por la puesta en práctica del reino de Dios. La Pascua es el acontecimiento de amor por excelencia, del mismo amor que Jesús manifestó durante su vida a los suyos: un amor entregado hasta las últimas consecuencias. Ese amor de Jesús no puede ser otra cosa que la manifestación del amor de Dios a todas sus creaturas.

El amor es la única clave para entender tal entrega de la vida de Jesús. Pudo haber renunciado a la misión del reino de Dios y su mensaje. Pero, en el momento en el que las cosas se ponen realmente difíciles, Jesús elige ser fiel hasta las últimas consecuencias, aunque eso signifique morir a manos de los judíos. Lo hace así porque tiene la confianza plena en el Padre y en el amor radical a aquellos que confian en él.

Todos los Jueves Santos conmemoramos que Jesús expresa ese amor bajo el signo de la Eucaristía, ahí donde se hace la «fracción del pan». Para contemplar con toda su luz este signo de amor debemos acoger a Jesús que se nos da en comunidad de hermanos. Jesús eligió como signo permanente de su presencia el compartir el pan entre los hermanos (sacramento).

Para los judíos, compartir la mesa era compartir la vida; comer del mismo pan y compartir la misma copa es hacerse uno, hacerse hermanos. Jesús quiso quedarse en este gesto sencillo: se nos hace presente para siempre en la fraternidad convocada por Él y que se alimenta de su misma vida. Y, por lo mismo, donde no hay comunidad no hay eucaristía: el sacramento de la presencia de Jesús es compartir el pan entre hermanos reunidos en su nombre y en su Espíritu.

Compartir el pan es aceptarnos como hermanos. Si todos participamos de la vida entregada de Jesús, es ya para siempre más lo que nos une que lo que nos separa. Podemos sentirnos divididos y hasta enfrentados por miles de cosas: opiniones, gustos, deseos, edad, por esos intereses personales que siempre se nos colocan delante y nos impiden ver con claridad. Pero si compartimos la vida de Jesús, el fundamento de nuestra unión es mucho más poderoso que cualquiera de las razones que nos separan. Pues lo que nos une es el AMOR.

Compartir el pan es compartir la vida en medio de esta contingencia sanitaria. Jesús pone su vida en el pan y en el vino, pero también en el gesto de compartirlos. En este gesto estamos todos invitados a poner nuestra vida cotidiana, nuestras preocupaciones, nuestro esfuerzo común y nuestras necesidades en la mesa de la fraternidad, para que desde nuestra casa y nuestra familia podamos construir el Reino de Dios. Porque nuestra vida se transforma con el pan que el Espíritu transforma en presencia de Jesús hoy en nuestro mundo.

Paz y Bien
Iván Ruiz Armenta

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