19 junio 2020

SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Hoy celebramos la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, una fiesta muy querida por el pueblo cristiano. Una fiesta que nos lleva o debe de llevar a reflexionar en la inmensidad del amor de Dios. Debemos de pasar de la devoción a la acción transformadora del amor de Dios.

Sabemos bien que dentro de la Trinidad Santísima esta el amor. Un amor que une, que crea, un amor que sale de sí mismo y se dona, se da. Dios en su amor sale de sí y crea, hace el cosmos, el universo todo. El Dios infinito ha creado este gran universo, con todas sus cualidades, belleza, armonía, unidad, grandeza, entre muchas otras. Pero Dios da más, su amor lo lleva a más: crea al hombre, ese ser que es capaz de corresponderle en amor, en donación, en entrega. El amor lo lleva a crear al hombre.  Y Dios vio que todo, todo era bueno, Dios se recreo al ver que el hombre es el resultado de su gran amor.

Cuando el hombre, por el mal que existe en el hombre, se pierde, se olvida de donde y por quien fue creado, cuando el hombre toma un rumbo equivocado, Dios vuelve a aparecer por amor. Dios se hizo cercano al hombre por medio de Jesucristo, Jesús es todo corazón, Jesús es todo amor. Jesús viene a recordarle al hombre que es fruto del amor de Dios y que es así como debe de vivir. El infinito, el Dios supremo se ha hecho finito, se ha hecho humano, para que el finito, el humano recuerde que está llamado a lo infinito, a lo excelso, a lo divino, a lo trascendente. En Jesús Dios se nos ha acercado y nos ha recordado cuanto  nos ama. En Jesús Dios nos ha demostrado lo que Él es capaz de hacer por el hombre. En Jesús el hombre recuerda su fin último: Dios. En Jesús el hombre recuerda su vocación y misión, amar, amar apasionadamente como Dios lo ha amado.

Junto a Jesús el Padre eterno nos llama sus hijos y así nos trata. Con Jesús, nosotros los creyentes le decimos a Dios Padre y así nos vivimos como sus hijos.

La solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, es la fiesta del amor, el amor de un Padre por sus hijos, y el amor de los hijos por su Padre. En Jesús, en todo lo que él es, se manifiesta el amor de Dios por la humanidad, un amor que exige, que reprende, que invita, que renueva, cambia y da vida. En esta solemnidad el hombre está llamado a redescubrir en Jesús, no una devoción de viernes primeros, sino el amor de un Padre que busca lo mejor para sus hijos. Solo así nuestra jaculatoria tendrá sentido: Haced mi corazón semejante al tuyo. ¿Cómo es el corazón de Jesús? Primeramente es un corazón que se deja amar y ama también. Así, como ese corazón que se deja amar y que ama, así que sea nuestro corazón.

Fray Alonso OFM

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