16 enero 2021

Realmente ¿a qué le tiras cuando sueñas, cristiano? | Por: Iván Ruiz Armenta

 

Quien no ha escuchado aquella canción de Chava Flores llamada ¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?, en la que de una manera un tanto caricaturesca quedaron reflejados algunos de los deseos más soñados de ciertos mexicanos: hacerse ricos con la lotería y no con el trabajo o que sus deudas quedaran pagadas por un hada. Además, manifestó el casi siempre deseo de hacer todo mañana de otros tantos mexicanos: ¡Ah! ¡Pero eso sí... mañana sí que lo hago!... ¡pero eso sí... mañana voy a ir!... ¡pero eso sí... mañana sí te pago... ¿A qué le tiras cuando sueñas sin cumplir?. Una escucha atenta de la letra de esta canción invita a que nos preguntemos como seres humanos cuáles son nuestros deseos, nuestras esperanzas y cómo pretendemos alcanzarlos; si son deseos y esperanzas reales o sólo ilusorias; si el camino propuesto para llegar a nuestras metas es factible o sólo imaginario.

Si estas preguntas son trasladadas hacia el ámbito de la fe se vuelven a un más cruciales. Parafraseando un poco el titulo de la canción de Chava Flores, podríamos preguntarnos ¿a qué le tiras cuando sueñas, cristiano? o más conciso aún ¿a qué le tiras cuando esperas en cristo, cristiano?. Estas preguntas tocan algo medular de nuestra fe, pues en ellas se nos está preguntando por nuestra esperanza cristiana. Ojalá nuestras respuestas no sean como en la canción, es decir, respuestas ilusorias que nos “libran” de responsabilidades de las cuales no podemos desprendernos sin desdecir nuestro ser cristiano. Tampoco que sean respuestas que inviten a querer “hacer todo para mañana”.

Esta pregunta sólo puede ser respondida adecuadamente desde la escatología cristiana, aquel tratado teológico que reflexiona en las afirmaciones que hace la fe sobre el destino final de los hombres y la transformación última y definitiva, tanto de la humanidad como de toda la creación hecha por Dios. En el centro de esta reflexión se ha de encontrar Jesús, el Cristo Resucitado. En efecto, mediante su resurrección, Jesucristo llevó a plenitud todo lo que había dicho y hecho durante su “vida terrena”. Todo lo que Jesús dice y hace en su vida “post-pascual” (después de la resurrección) está en perfecta continuidad con su vida anterior pre-pascual (vida antes de la resurrección). En este sentido, la resurrección da una unidad total a la vida de Jesús.[1] San pablo a este respecto dirá que sin resurrección es vana nuestra fe (1Co 15,14), pues ésta representa una nueva creación (2 Co 5, 17).

¿A qué le tiras cuando sueñas, cristiano? Un cristiano tendría que responder que espera la plenitud de su vida toda en Jesucristo, pues en él, se une “esta vida” y la “vida del más allá” en un todo. La esperanza cristiana, por tanto, no ha de concentrarse en el “más allá” olvidando el “más acá”. Más bien, ha de vivir el segundo con la esperanza del primero. No se trata pues de una espera pasiva o “cadavérica”, sino una espera activa. Si el ser cristianos invita a un “ser diferentes en plenitud” en la vida cotidiana, esta invitación se vuelve una realidad en Cristo si lo pensamos desde la escatología.

Dicho en otras palabras, el Jesús histórico, en su actuar cotidiano, nos enseñó como andar por un camino de siempre búsqueda de la plenitud humana; el Cristo de la fe, en su resurrección, nos hizo concluir en plenitud esa búsqueda. El cristiano, cuando sueña y espera en Cristo, “le tira” a una vida plena, pero no sólo una del "más allá", sino también para el "más acá", el aquí y el ahora. Lo hace teniendo la certeza de que la plenitud alcanzada aquí en la tierra será mayormente potenciada en el final de los tiempos, cuando la creación toda, cielos y tierra, sea recapitulada en Cristo (Ef 1,9-10), plena revelación del Padre y paradigma de humanidad. A eso le tiramos cuando soñamos los cristianos.


Fraternalmente
Iván Ruiz Armenta
¡Paz y Bien!

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[1] John E. Thiel, «¿Cuál es nuestra esperanza? Reflexiones sobre escatología e imaginación», en SelT 47 (2008) 9. Publicado originalmente en John E. Thiel, «¿For what may we hope? Thoughts on the eschatological imagination», Theological Studies 67 (2006) 517-541.

2 comentarios:

  1. Tiene razón fray, queremos un futuro mejor llegar a Dios, pero sin corregir el presente alejados de Dio. Paz y bien.

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