15 agosto 2023

La asunción de María, nuestra asunción | Dogma de la Asunción de María | Por: Iván Ruiz Armenta

 

El tema de la asunción a los cielos de María en cuerpo y alma me parece que es un dogma mariano que, si se quiere defender sin más como un privilegio exclusivo de la Madre de Dios, viene a trastocas varios temas teológicos complicados. Uno de ellos, el que me parece más abstracto si hablamos de nuestro “destino” como seres finitos, es el de la muerte y qué pasa después de ella.

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A ciencia cierta no sabemos que es lo que pasa cuando nuestro organismo “deja de funcionar”. Nadie ha regresado de la muerte para platicarnos cómo es ese trance. Por lo tanto, como hombres de fe no queda más que abandonarnos a la fe y creer firmemente que después de la muerte hay un “más allá” que inicia en el “más acá”. Desde este presupuesto es como creo que podemos darle un resignificado al dogma de la asunción de María.

Este dogma mariano fu promulgado por Pío XII en 1950[1]. El discurso teológico de este dogma se refugiaba bajo una «mariología de privilegios». Actualmente hay un intento de releer este dogma junto con el tratado de la escatología. Un ejemplo de ello es José M. Hernández M., que dice, con base en los datos del AT y del NT, que en esta verdad de fe que se enuncia vale también para todos los creyentes, de ahí que se pueda deducir que el término "asunción" no es una realidad exclusivamente aplicable a María, pero sí mantiene su figura de «perfecto modelo»[2].

Esta reinterpretación teológica de la asunción de María ha de tomar en cuenta la antropología y la escatología cristiana, como bien señala el mismo Hernández. De la primera (antropología) hay que retomar la figura unitiva del ser humano que nos propone nuestra herencia judía, de ver al hombre no como alguien que “tiene” cuerpo “y” alma, sino como alguien que “es” cuerpo al tiempo que “es” alma. Aquí no hay una dicotomía, sino una asunción de ambas realidades del ser humano.

De la segunda (escatología), hay que tener en cuenta las diversas interpretaciones escatológicas que hacen presencia ya desde la Sagrada Escritura y en la reflexión teológica posterior. Particularmente, retomar el tema de la resurrección siguiendo la lógica de la antropología unitiva como la glorificación de todo el hombre, no en una esfera espacio-temporal, sino en la unión de la temporalidad humana con la eternidad de Dios, donde no transcurre el tiempo, ni es territorial el espacio.



La asunción de María significaría, así, el primer recuerdo por parte de Dios de que la resurrección de su Unigénito, entendida como plenitud de vida en las coordenadas precisas del reino de Dios, no pasó sólo una vez en Jesús, sino que acontece a lo largo de la historia. Y no sólo cuando muramos, sino que acontece desde que hacemos presente el reino de Dios, pues ello es ya vivir en la presencia de Dios, pero que, ciertamente, tendrá su plenitud en «el final de los tiempos».

La asunción de María es, en conclusión, el recuerdo de nuestro destino como hijos de Dios y emisarios de reino. Al final de cuentas, esta suerte la tuvo María por permanecer fiel a Dios y su proyecto. La tarea está pendiente para nosotros.


Fraternalmente
Iván Ruz Armenta


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[1] Cf. AAS 42 [1950] 768ss,

[2] Cf. José M. Hernández M, «La asunción de María como paradigma de escatología cristiana», en Ephemerides Mariologicae 50 (2000) 249-271

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